¿Cómo trenzar un pensamiento? ¿Cómo bordar el sol?
Bordado
Cicatriz:
enredadera o
puente tejido
puntadas de la memoria
María Belén Sanchez
Dos amigas se juntan a bordar. A contarse mundos, compartir sensaciones, sorprenderse de lo pequeño y reírse de lo absurdo.
La posibilidad de compartir se las acercó el tiempo, esa magnitud indescifrable que se escapa de las manos, pero que a ellas las juntó. En sus vidas, ese tiempo muchas veces se presentó como un remolino, acumulando acontecimientos como se amontonan las cuentas en un collar. Estos, se convirtieron en hilos sonoros que fueron tejiendo su encuentro.
Y en cada movimiento que las unió, el textil siempre estuvo presente: telas guardadas en rincones, hilos perdidos en cajones, fascinación por vestidos de alguna tienda, viajes visitando bazares llenos de lienzos coloridos atiborrados de texturas.
Una forma de resistir, es la de resignificar todo aquello que está dado por sentado, eso es lo que Graciela y Laura comenzaron a hacer, aguja e hilo, retazo a retazo.
¿Cómo se transforma un textil? ¿Cómo se transforma una vida?
El textil se modifica y cambia su estado a través del trabajo artesanal de las manos, de la misma manera que una vida se transforma cuando estas manos acarician una nueva existencia: lo que marca la calidad de esa intervención es la acción amorosa con la que se interviene el textil o la vida.
El punto del tejido o la puntada de hilván, aquellas acciones que sostienen todo ese caudal de trama y urdimbre que se irá gestando, son también el sostén de una amistad que se teje y que se hilvana, potenciadas por ese cariño y afecto que se desprende de un vínculo de unión.
En “Todo lo que un textil puede”, Constanza Ruibal y Soledad Simón dicen “Los tejidos solos están muertos, si dejamos de darle conversación”. Asi es como las manos de Graciela y Laura conjuraron sobre sus textiles, dandoles un soplo de vida, inventando hadas mágicas con puntadas etéreas, paisajes inconexos salpicados de lana, galaxias chispeantes negras y coronas brillantes, conviviendo con felinos de cerámica, palabras enredadas en poesía y acuarelas danzantes, provenientes de otras época, todas juntas formando una constelación de instantes fugaces y eternos.
Las piezas que se presentan cristalizan momentos y materializan la singularidad de Graciela y Laura, pero también, la costura que las une. Hay en cada pieza, una ida y vuelta de ambos universos, que coexisten en ese afecto convertido en red, donde caer es libertad, y bordar, sanar.
Mariana Guagliano- Octubre, 2023