La mirada de las hijas
Vestigio
Tienen memoria las manos
no se olvidan
el dolor de la aguja ni el de la piel ausente.
Maria Belen Sanchez, Costuras
Rosio toma entre sus manos un cuaderno de tapa blanda naranja. Cuando lo abre con cuidado, ve las rayas horizontales de las hojas, llenas de palabras de una caligrafía orgánica y prolija.
Un cuaderno escolar.
Un tesoro revelador.
En-Tramar/ De-Velar
El vínculo de Rosio con el universo textil se remonta a su infancia. En la mercería familiar de Bahía Blanca, madre e hija fueron bordando un vínculo donde agujas, telas, hilos y lanas fueron testigos y cómplices de esa unión. En ese contexto, Rosio fue forjando su memoria y registro personal, en el que la presencia de su madre fue vital, y donde luego la ausencia se hizo eco.Siri Hustvedt en La mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres, señala que la memoria no funciona como un archivo estático, sino como un proceso vivo que se transforma cada vez que lo invocamos. En el ensayo ¿Porque esta historia y no otra?escribe
“Nuestra memoria autobiográfica o episódica se ve constantemente modificada y recreada por el presente en un proceso llamado reconsolidación. No recordamos un recuerdo original sino más bien la última vez que lo sacamos y lo examinamos.”Rosio fue confeccionando un archivo personal donde las memorias y recuerdos junto a su madre se siguen tejiendo en ese proceso de reconsolidación. Y en la ausencia que hoy habita, comenzaron a emerger nuevas huellas de la presencia materna que le permitieron mirarla desde un lugar distinto: un lugar nuevo y reluciente que se reveló en aquel cuaderno de tapa blanda naranja.
Un poemario escrito por su madre la enfrentó a un mundo desconocido y, a la vez, deslumbrante. ¿Quién era aquella mujer? ¿Quién es ahora?Esas preguntas la condujeron a tomar de las puntas de los hilos, desde sus recuerdos hasta las nuevas percepciones de un presente inédito.
“El término instauración indica, o más bien insiste, sobre el hecho de que llevar a un ser a la existencia involucra, de parte de quien instaura, la responsabilidad de acoger un pedido. Pero sobre todo señala que el gesto de instaurar un ser, al contrario del que podría implicar el de crearlo, no equivale a “sacarlo de la nada”. Ayudamos a los muertos a ser o devenir lo que son, no los inventamos”.
Desde este lugar, Rosio elaboró una serie de imágenes que evocan a su madre, instaurando su presencia en este aquí y ahora.Re-Vestir/ En-Cuerpar.
Un tejido hecho cuerpo, que se vuelve soporte y matriz, sostiene estas piezas, las abraza y las cuida. Es un textil heredado, que pasó de manos de madres a hijas que resignificó sus dimensiones simbólicas a lo largo de los años.Aquí, la ternura se hace posible como una nueva mirada, pero no sin que la aguja, aguda, traspase los poros y las fibras, devolviéndonos otra forma de existencia.
En los trabajos que se presentan, el hilo bordado se hace palabra y se hace flor. Encarna fragmentos de un cuerpo y sujeta otros. Recorre poemas donde la aguja en manos de Rosio realiza la metamorfosis: convierte la letra de su madre en bordado y materializa su presencia. La transparencia es el fulgor que acaricia un cuerpo fantasmal que nos invita a adentrarnos y a convertirnos en el.Objetos y cuerpos se deterioran, pero su potencia simbólica resiste la obsolescencia. Estos textiles que danzan al compás del tiempo son prueba de ello.
Rosio nos extiende un tejido en el que lo ausente se hace tangible y lo vivido se transforma. Nos recuerda que el amor heredado continúa presente en cada hilo y en cada gesto.Mariana Guagliano- Octubre 2025