• Inicio
  • Blog
  • Puntadas para un diario- Texto para trabajo final de Guadalupe Dean Eguia
Puntadas para un diario- Texto para trabajo final de Guadalupe Dean Eguia

Puntadas para un diario- Texto para trabajo final de Guadalupe Dean Eguia

PUNTADAS PARA UN DIARIO

Diario de cuarentena

Guadalupe Dean Eguia

 

“Puedo contar mi biografía con los hilos que llenan mi baúl. Sé que algún día mi baúl desembocará en esas mismas arcas y entonces seré yo también memoria del hilo”

Claudia de Santos

 

Cuenta la historia, los mitos y las fábulas que el textil nos envuelve desde tiempos remotos. La magia hizo que el abrazo maternal del nacimiento, esa primera piel que nos cobija, se convirtiera en manta que nos arropa, en paño que nos protege. La urdimbre y la trama, ese cúmulo de hilos enfilados, que se unieron con una fuerza encantadora, formando así ese universo textil que recorre nuestro habitar.

En el transcurso del 2020, la pandemia nos llevó a atravesar el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Los días pasaban y se acumulaban, formando un nudo infinito que no dejaba divisar la salida. Guadalupe se aferró a uno de los hilos de ese nudo, para dejarse llevar por este nuevo tiempo convertido en remolino. Este “tiempo/encierro”, como ella lo nombra, la conectó con aquello que siempre había estado ahí; evocada por sus vínculos afectivos familiares, descubrió retazos de telas y las enlazó con historias familiares donde la costura, el hilo, y las puntadas, habían sido prácticas habituales. Dispuso este accionar en su casa, que se convirtió en espacio para crear, a partir de esos textiles, un registro amoroso, detallado y sensible de sus vivencias y sentires.

La creación de universos textiles en el ámbito de lo privado y doméstico, fue por muchos años un relato conocido, donde las labores de la aguja, encontraron de la mano de las mujeres, un lugar para narrar susurros y emociones. Pero casi al unísono, comenzaron a escribir sus anhelos de libertad. La historia lo vio llegar, cuando a partir del siglo XIX en adelante, las mujeres, en comunidad, tomaron sus textiles y agujas y se unieron en un grito de lucha. Tal es el caso de las Arpilleristas chilenas, colectivo de mujeres que registraron, visibilizaron y denunciaron la crueldad y el terrorismo durante la dictadura de Pinochet, en piezas textiles que realizaban a partir de recortes de telas coloridos, y la union de estas a soportes, como sacos o lienzos, a partir de puntadas de bordado.

Guadalupe en sus piezas, hace uso de esta técnica, resignificando algunos aspectos con la inclusión de sus figuras realizadas en linograbado. Su diario de cuarentena, nos hace adentrarnos no sólo en la creación de una simbología personal, sino que nos lleva a redescubrir las huellas del textil y la mujer en la historia. ¿Cómo manifestamos el tiempo condensado que nos tocó atravesar? ¿cómo transformamos nuestro deseo en el tiempo lineal, en este nuevo “tiempo/encierro''? ¿cómo inventamos puntadas nuevas de libertad?

Sus figuritas recortadas en negro sobre las sabanas curtidas por el tiempo, somos cada una de nosotras, atravesando el umbral de la incertidumbre. Los escenarios de sus collages, son paisajes que resultan familiares a nuestra retina. Las puntadas que entran y salen de las telas, son nuestros pasos forjando un nuevo andar. Sus palabras bordadas, son gritos ahogados que no quisimos callar. Un sinfín de hilos que dejan su rastro y que una vez más, nos sostienen y contienen, para no dejarnos caer.

Mariana Guagliano - Noviembre 2022

Te puede interesar
Cerrar X